UNA GENERACIÓN INDESTRUCTIBLE

Fuente: pixabay.com

Corrían los primeros días del mes de abril de 2020, los peores momentos del COVID 19 en la Residencia Virgen del Pilar. De hecho, en la Residencia Virgen del Pilar no hemos vuelto a tener ningún caso de COVID desde entonces. En aquel momento todas eran malas noticias: no contábamos con pruebas diagnósticas, con pocos EPIS para protegernos, muchos trabajadores que atendían a las personas que vivían en la residencia se encontraban de baja médica, y los médicos de la residencia tenían muchas dificultades para hacer derivaciones de enfermos al hospital. Un grupo de personas que presentaban síntomas compatibles con el COVID se encontraban aislados en una zona del Centro. Una mañana, después del desayuno, me pasé por esa zona para ver que tal estaban las cosas. Cuando entré en una de esas habitaciones, un señor de más de 90 años me agarró del brazo, me miró a los ojos, y con una sonrisa en su cara me dijo: “don Francisco, de esta salimos”. Aquella frase retumbó en mi cabeza y en mi corazón durante muchos días y fue un auténtico acicate en los momentos de desánimo. Si él, con su edad, enfermo, me decía eso, yo no tenía ningún derecho a quejarme ni lamentarme por nada.

Y así fue, ¡salimos de esa!. Él y yo y la gran mayoría de los que vivimos y trabajamos en la residencia. Fueron muchos días de confinamiento en las habitaciones. De no mantener contacto físico con familiares y amigos. Días de incertidumbre, de no saber que iba a pasar. Pero lo lograron, señoras y señores de más de 80, 90 y 100 años. Superaron el COVID en muchos casos, superaron el confinamiento, superaron la soledad y las dificultades de aquellos días.

Y hoy, un año después, ya todos con las dos dosis de la vacuna puesta, disfrutamos de nuestra vida, con nuestras limitaciones y problemas, pero disfrutamos de relacionarnos unos con otros, de un sinfín de actividades que ofrece la residencia, del buen tiempo, de las maravillosas vistas de nuestro monte, de los paseos por nuestro jardín, de las salidas con familiares y nos ilusionamos con los planes para el verano.

Fueron unos días duros, llenos de incomodidades, pero nuestros mayores nos volvieron a dar un ejemplo inmenso. Por su autodominio, reciedumbre, constancia, paciencia, fortaleza psicológica, moral y física. Estoy convencido de que son una generación indestructible, que sólo el inexorable paso de los años podrá vencer definitivamente. Me dan pena las personas que dicen o que piensan que nuestros mayores son un estorbo, que no valen para nada, que sus vidas no aportan nada, que son una carga. Hoy día hemos idolatrado la juventud, la fortaleza física, en busca de una perfección que no existe, que no es real y nos hemos tragado unos estereotipos que lo único que nos procuran son frustración y ansiedad. Nos hemos olvidado del valor de la vida y de las personas.

Antes de la pandemia, tuve la oportunidad de visitar con mi familia los yacimientos arqueológicos de Atapuerca, en la provincia de Burgos. Allí descubrieron en 1992 uno de los cráneos más antiguos de Europa y que bautizaron con el nombre de Miguelón. Un antecedente de nuestra especie homo sapiens de 450.000 años de antigüedad. En ese cráneo, de unos 112,5 cm³ de capacidad, se aprecian un gran número de lesiones y golpes. En uno de esos golpes encontraron la causa probable de su muerte. La ruptura en vida de un diente, le ocasionó una severa y prolongada en el tiempo infección en el lado izquierdo de la cara. La infección dejó apreciable huella a nivel óseo. Las secuelas derivadas de la infección le alcanzaron el ojo. Por lo que, en ese grado de desarrollo, la infección no se detendría y pasaría a la sangre. Una septicemia parece la causa probable de muerte de Miguelón. Contaba con una edad no inferior a los 35 años. Miguelón formaría parte de un grupo de cazadores y recolectores del Paleolítico y que con su enfermedad lo más probable es que tendría que ser cuidado y alimentado por el resto de los miembros del grupo, puesto que en ningún caso podría valerse por si mismo. Te cuento toda esta historia para decirte que uno de los rasgos que nos define como humanos es el cuidado del más débil, del que no es capaz de valerse por si mismo. Por eso, a veces me pregunto si no estaremos retrocediendo en la escala de la creación.

Si quieres conocer más acerca de Miguelón, no te pierdas el siguiente video.

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AGENDA 2030. OBJETIVOS 2 Y 12

¿Quién no quiere hambre cero en el mundo? Por supuesto que todos. Los autores de la Agenda 2030, van más allá, además quieren que la producción y el consumo sean responsables. Pero realmente, ¿quieren lo que dicen? ¿O son simples excusas para conseguir otra cosa? ¿Qué se pretende realmente con estos dos objetivos?

Pues lo primero que pretenden es cambiar el modelo productivo y de consumo. Ya el Grupo Municipal Socialista en Boadilla ha presentado en alguna ocasión propuestas para, según ellos, acabar con los desperdicios de alimentos. Serán los gobiernos quienes establecerán que ha de producirse y en qué cantidad, para que no se produzca mermas o se desperdicie comida. Es más, según las metas de estos objetivos, los gobiernos establecerán "estilos de vida en armonía con la naturaleza". Es decir, serán organismos supranacionales, que nadie elige, quienes determinen que tiene que producir cada nación y en que cantidad. Se establece una producción planificada. ¿Os suena novedoso? A mi no ¿Os acordáis de los planes quinquenales de la URSS? Por cierto, con esos planes se provocaron tremendas hambrunas y tremendas migraciones de la población de unos territorios a otros. Porque esa es otra. A los de la Agenda 2030 les estorba la población, les estorban las personas, y no quieren que la población crezca, con la excusa de preservar los recursos naturales. A vueltas con las falacias malthusianas también ya acreditadas como falsas.

A estas alturas de la película, volver a defender la economía planificada, me parece increíble, y que este plan lo hayan suscrito 193 países, aún me provoca más sorpresa. Y lo de establecer nuevos "estilos de vida en armonía con la naturaleza", ya me parece de traca. Es decir, que para acabar con el hambre, nos van a decir qué tenemos que comer, cuánto tenemos que comer, cómo tenemos que vivir y si tenemos que reproducirnos o no porque ya hay demasiados habitantes en este planeta.

Leyendo las metas de estos dos objetivos, se me viene a la mente el Ministerio de la Abundancia, al que hace referencia Orwell en su novela "1984". Porque además los autores de la Agenda 2030 quieren intervenir en los precios de los productos agrícolas para según ellos acabar con la volatilidad de precios. ¿Sabes con lo que seguro van a acabar? Con la producción de productos agrícolas. No serán baratos ni caros. Simplemente no serán. Porque nadie los producirá o por lo menos en cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de la mayoría de las personas.

Para acabar con el hambre en el mundo, la Agenda no habla ni de propiedad, ni de competencia, ni de comercio global, ni de como hacer más eficientes y productivas las explotaciones. En palabras de Orwell, los de la Agenda 2030 nos quieren convencer de que LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD.

A los de la Agenda 2030 tampoco les gusta el turismo. Les parece poco sostenible. Ya los del Foro Económico de Davos nos han indicado que los viajes en avión contaminan mucho, salvo los aviones privados suyos, que no deben contaminar tanto. Pero a la gran mayoría de la población, que por fin hemos conseguido viajar en avión a precios muy razonables, se nos va a acabar el chollo. Si queremos viajar, lo deberemos hacer en tren-cama. El avión volverá a ser un privilegio de ricos.

Según los de la Agenda 2030, hay que gravar fiscalmente el uso de combustibles fósiles. Se acabaron viajes baratos en avión, se acabaron los vehículos diésel, que son los que usamos la mayoría de personas de clase media, y de paso se acabó la industria automovilística española. ¿Para qué vamos a tener industria en España? Que tontería.