Escudo de Valencia |
Corría el año 1212, cuando en Las Navas de Tolosa tuvo lugar una batalla que cambiaría el curso de la historia. Con la victoria de los reinos cristianos se terminaba definitivamente la hegemonía musulmana de la península ibérica y la amenaza musulmana desaparecía para siempre del occidente de Europa. Los reinos cristianos se encontraban muy poco poblados y los procesos de repoblación eran lentos y difíciles, pero no será ésta la principal causa de que los invasores musulmanes no fueran inmediatamente expulsados a sus territorios africanos después de esta victoria sobre el imperio almohade, que previamente había iniciado una gran ofensiva para afianzar su poder en Al-Ándalus. A los pocos años de la batalla de las Navas de Tolosa, los tres reinos cristianos protagonistas Castilla, Aragón y Navarra se encontraban envueltos en graves problemas sucesorios que les impedían centrarse en la ansiada reconquista del suelo patrio.
Escudo de Navarra |
En Las Navas de Tolosa será donde el rey Sancho VII de Navarra ganará las cadenas para el escudo de Navarra y de España, pues según la tradición fue el propio rey quien rompió las cadenas del cuerpo de esclavos africanos que protegía la tienda del emir de los almohades, en cuyo campamento consiguió penetrar Sancho VII durante la batalla. Todavía hoy se conservan algunos trozos de estas cadenas en la Colegiata de Roncesvalles, junto a la tumba del rey Sancho VII, en la catedral de Tudela o en el palacio de la Diputación de Navarra.
Salón del trono de la Diputación de Navarra |
El Rey de Aragón que participó en Las Navas de Tolosa es Pedro II, que fallece un año después en Francia luchando contra lo cátaros, dejando como heredero a un niño de cinco años llamado Jaime, que se criará con la Orden del Temple hasta que la Cortes de Lérida le declaren mayor de edad con tan sólo diez años.
La vida de este niño Jaime siempre estuvo rodeada de cosas misteriosas o extraordinarias. Incluso su propia concepción. Dicen que su padre, Pedro de Aragón, no quería ni ver en pintura a su mujer, María de Montpellier. Tanta era la antipatía, que los magnates del reino temieron que la corona se quedara sin heredero. Por ese motivo, cierto caballero acudió a ver al rey y le contó algo sugestivo: en el palacio de Mirabais le esperaba una dama por la que el monarca bebía los vientos. Pedro corrió a palacio. Penetró en la oscura alcoba. A ciegas, el rey acudió al lecho. Sólo después se dio cuenta de que aquella dama no era la que el rey deseaba, sino la reina María, su esposa. De tan singular forma fue concebido Jaime I "El Conquistador". ¿Verdad o leyenda?
La corona de Aragón era la más feudalizada de España, donde los magnates y nobles tenían más poder. Ello obligaba a una continua pugna entre el poder del soberano y el poder privado de los nobles. Los reyes no habían tenido otra opción que comprar su liderazgo pagando grandes cantidades. Tanto que, cuando Jaime llega al trono, la corona estaba al borde de la bancarrota. Así seguiría siendo dos siglos después, cuando llegue al trono de Aragón Fernando el Católico. Escribiendo este estado de las cosas en Aragón en el siglo XIII, se me ha venido a la mente la bancarrota actual, de tanta corrupción y despilfarro separatista, de una parte de ese reino aragonés, el actual territorio de Cataluña. No se si son las mismas familias que saqueaban las arcas hace ocho siglos las que siguen saqueándolas hoy día.
Para calmar las ansias de los magnates del reino y poder aliviar las arcas de la corona, a Jaime se le ocurre un programa de conquistas territoriales que permitiera extender las áreas donde obtener rentas. Ocurrió que los mercaderes de Barcelona, Tarragona y Tortosa acudieron al rey para pedirle ayuda contra los piratas musulmanes que desde las Islas Baleares hostigaban el tráfico marítimo. Y fue por estas islas por donde comenzó Jaime sus conquistas. A los veintiún años, con la conquista de las Islas Baleares, Jaime había dibujado una jugada perfecta: satisfacía a los mercaderes, calmaba a los nobles, ampliaba sus posesiones y se aseguraba una fuente suplementaria de ingresos para la corona a través de los derechos sobre un comercio marítimo que iba a intensificarse sin cesar hasta convertir a Aragón, en los años posteriores, en el principal operador comercial del Mediterráneo. En el mapa mental del joven rey aparecía un nombre nuevo: Valencia.
Monumento de Jaime I en Valencia |
Durante la campaña de Valencia, una noche, el rey despertó por el ruido de un tambor que tocaba a arrebato. La tropa formó a toda prisa. El enemigo, en efecto, intentaba tomar el campamento cristiano. Gracias a la temprana alerta del tambor, la ofensiva enemiga fue desmantelada. El rey buscó al tamborilero para recompensarle por su buen tino. Pero lo que encontró junto al tambor no fue a un hombre, sino a un murciélago que batía sus alas sobre la piel del instrumento. El animal había hecho su nido en el techo de la tienda del rey. Y por eso hay un murciélago en el escudo de Valencia. ¿Verdad o leyenda? No lo se, pero lo que si tengo claro es que probablemente a ninguno de nuestros escolares les enseñen estos ni otros muchos hechos de nuestra Reconquista.
Es urgente recuperar y difundir la historia de nuestra Reconquista, hoy sometida a la oscuridad que obliga la dictadura de lo políticamente correcto y "sus alianzas de civilizaciones". Y por este motivo quiero dedicar varias entradas del blog a hablar de este gran éxito colectivo de los españoles de hace muchísimos años y que se llamó Reconquista.