Como te decía en “Cómo ser feliz en el trabajo, primera parte”, si sales feliz del trabajo, lo más probable es que llegues a casa con ganas de disfrutar de la familia y de los amigos, y al revés. Por lo tanto, o conseguimos ser felices en nuestros trabajos o no lo seremos en nuestra vida.
Henry Ford afirmaba que sólo hay una cosa peor que formar a un empleado y que se vaya. No formarlo y que se quede. Lo de una empresa para toda la vida ya no se lleva y esto ocurre tanto por el bien de las propias empresas como por el de los propios empleados. Sin duda la gestión del coronavirus nos va a acarrear cambios en nuestra forma de trabajar. Tenemos que estar preparados para cambiar de forma de trabajar e incluso para un despido sin que ello afecte a nuestra felicidad.
Hablando de despidos, me viene a la cabeza un famoso despido, el de Steve Jobs
de Apple. Gracias a ese despido, Steve conoció a su mujer y pudo dedicarse
durante un tiempo a desarrollar al máximo su idea de dibujos animados Pixar,
que luego vendió a Walt Disney para más adelante volver a Apple como máximo
ejecutivo. En la vida nunca sabemos lo que es mejor ni lo que es peor.
Para Steve Jobs lo que en principio parecía una desgracia al final fue una oportunidad
para mejorar. Por eso, debemos mantener nuestro positivismo y nuestra felicidad
a la hora de afrontar lo que nos pase. En muchas ocasiones, cuando pierdes tu
trabajo empiezas a ver cosas que antes te pasaban desapercibidas y que te
pueden ayudar a salir adelante.
Con esto no quiero
decir que todos los despidos vayan a ser positivos para todo el mundo. Por
ello, necesitamos tener conocimientos y estar al día de nuestra profesión para
que el despido no nos pille desprevenidos y tengamos oportunidades de trabajar
en otro lugar o por nuestra cuenta. Nuestra empleabilidad mejora bastante si le
añadimos unas gotitas de creatividad e innovación porque no sólo las empresas
tienen que ser creativas e innovadoras, también nosotros.
Muchas veces nos
pasamos la vida preocupados por cosas que nunca llegan a suceder. Todos los
problemas tienen solución menos la muerte. Así que lo más inteligente es ir
solucionando los problemas cuando vayan apareciendo. No obstante, casi siempre
la preocupación llega mucho antes que el problema; de hecho, por lo general, el
problema tarda mucho en llegar o no llega nunca y, sin embargo, nos hemos
preocupado por él. Es lo que tiene el escabroso mundo de los pensamientos
negativos.
Otro día dedicaré un
artículo entero a hablarte de estos pensamientos negativos y que tan infelices
nos hacen. Hoy sólo quiero darte algunos consejos de cómo afrontarlos. Una vez
que los detectes, no los enjuicies y déjalos salir cuando antes. Sácalos de tu
mente diciendo “fuera, fuera, fuera” las veces que haga falta. Lo que nos
desgasta y hace sufrir es cuando enjuiciamos y suponemos. Hay ocasiones que no
conseguimos eludir las preocupaciones que nos generan los pensamientos
negativos, para ello una buena forma de quitárnosla o rebajar mucho su
intensidad es compartirla con alguien, digamos que es como salir del armario. Cuéntaselo
a alguien de tu confianza porque tan sólo por el hecho de contarlo, te sentirás
mucho mejor, aliviado.
Una de las razones
por la que el Titanic se hundió es que
todos los compartimentos del barco estaban comunicados. Por eso, los
problemas por partes. Para ello:
1) Una vez tienes
separado el problema, si en ese momento disponemos de toda la información para
tomar una decisión, lo hacemos ya, no lo dejamos para más adelante. Retrasar la
solución sólo nos acarreará ansiedad y estrés.
2) Para actuar, debemos
pensar sobre las causas del problema para luego buscar las posibles soluciones
y, entre ellas, elegir la mejor.
Me despido con un último consejo. Perdona rápido. Si tenemos algo que perdonar hagámoslo rápido. Para qué guardártelo dentro, alargar el enfado, darle vueltas constantemente con pensamientos negativos si podemos quitárnoslo de encima perdonando rápido. Perdonando rápido estamos alargando nuestra vida, pues como bien dice un estudio de Harvard, si no tenemos conflictos vamos a vivir más, y más felices.
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