jueves, 26 de mayo de 2022

LA EUTANASIA Y LA EUGENESIA (tercera parte)



En 1941, Wolfgang Liebeneiner dirige una película cuyo argumento se centraba en la esposa de una famoso profesor de medicina, que enferma de esclerosis múltiple suplica a su marido que la "libere de sus dolores" ¿Suena la historia y la estrategia? A mi mucho. En España ya hicimos también nuestra película al respecto, Mar adentro (2004) de Alejandro Amenábar. Por supuesto que la película de Liebeneiner se encontraba patrocinada por la maquinaria propagandística de Goebbels.

En la segunda parte de la película de Liebeneiner se muestra el juicio al que es sometido el médico, en el curso del cual, al puro estilo de "doce hombres sin piedad", los hombres del jurado van cambiando de opinión hasta que se culmina con un alegato del acusado: "Yo acuso ahora, me alzo contra un artículo legal que impide que los médicos y jueces sirvan al pueblo. Yo redimí a mi mujer, enferma e incurable, de sus dolencias." En una subtrama, un amigo de la familia que al principio había condenado el suicidio asistido del médico, cambia de opinión tras comprobar "la carga" que supone para las familias atender a los hijos enfermos mentales.

En este mismo sentido, un par de años antes, en 1939, las autoridades alemanas difundieron un cartel publicitario que mostraba a un "lisiado", incapaz de moverse, y tras él, un enfermero de pie. El mensaje quedaba subrayado por la frase: "60.000 marcos del Reich cuesta este enfermo hereditario a la comunidad del pueblo, es también tu dinero"

Y detrás de la mentira y la propaganda, los hechos. El mismo día, el 1 de septiembre de 1939, que Alemania y Rusia invaden Polonia, Hitler da luz verde al llamado programa Aktion T4, con el que se comenzaba también la guerra interna contra las personas consideradas "no dignas de vivir" por ser "nocivas" para Alemania.

Con el apoyo de los médicos, enfermeras y funcionario se llevó a cabo una auténtico genocidio de deficientes mentales y otros enfermos. Los candidatos a la muerte eran trasladados a los centros de eutanasia de Grafeneck, Brandenburgo, Hartheim, Pirna, Bernburg y Hadamar. Hasta agosto de 1941 fueron asesinados en dichos centros alrededor de setenta mil personas. Además de inyecciones letales, también se emplearon cámaras de gas camufladas como duchas. Allí se ensayaron estas cámaras para su posterior uso en los campos de concentración y con las que se asesinarían a millones de personas. 

La historia es una gran maestra. Me quedo muy sorprendido como la sociedad de la nación más culta y desarrollada de Europa fue aceptando paulatinamente la barbarie totalitaria si apenas oponer resistencia. Sin contar los numerosos paralelismos con nuestra España actual.

Finalizo esta serie de entradas en el blog con un par de fragmentos del brillante artículo "¿Es progreso la eutanasia?" del catedrático y diputado Francisco José Contreras a modo de profecías acerca del futuro que nos espera:

"Digámoslo sin rodeos: existe una certeza de que se empuje a la eutanasia a cada vez más ancianos. Bastará con convencerlos de que el tramo final de la vida, con sus penalidades, es lebensunwert, es decir, indigno de ser vivido. Es el término que usó la legislación nazi para justificar el exterminio de deficientes: el programa Aktion T4. También se les presionará con la idea de que son un lastre para los jóvenes. Cuando la noción de que lo digno es no imponer la propia decadencia a los demás se incorpore a la cultura ambiental, la carga de la prueba recaerá sobre el que desee seguir viviendo más allá de cierta edad.

La alternativa a la eutanasia no es una agonía horrible y lúgubre. Vivimos en una época en que casi todos los sufrimientos son atenuables por medio de la medicina. Los partidarios de la eutanasia intentan embrollarlo todo, confundiéndola con los cuidado paliativos en el concepto borroso de muerte digna. Pero los cuidados paliativos no buscan dar la muerte, sino mejorar la calidad de vida en la fase final de una enfermedad dolorosa. Tampoco la sedación terminal debe ser confundida con la eutanasia: no busca provocar la muerte, sino dulcificar la agonía.

Pero los cuidados paliativos son muy caros...."

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